viernes, 25 de noviembre de 2016

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Reflexión de vida


REFLEXIÓN DE VIDA

La vida fue fructífera, los objetivos trazados se cumplieron a cabalidad, no hay nada que lamentar y los muchachos tuvieron la oportunidad de salir adelante y superarse en un ambiente bueno, gracias a la estabilidad emocional que les fue dada.

Pensaba con detenimiento el punto de partida desde el cual tomaron un camino distinto al que siempre desearon. Tuvo que haber ocurrido algo extraordinario que no pudieron controlar, y por eso se preguntaron: ¿Qué fue lo que sucedió? Respondió con la verdad relatando su historia. Les contaré todo lo que pueda y deseen saber.

Pudo olvidar muchas cosas que le ocurrieron durante su niñez y juventud, pero lo que nunca dejó de recordar eran los buenos momentos y satisfacciones que le proporciono a Gloria. Lo afirmo con orgullo y mis mejores deseos que ella sea tratada como yo lo hice en su momento, Lamento mucho no haber seguido proveyéndola de todo, así en la situación en que me encuentro y hasta hoy no sé quién es más culpable de mi fracaso: ¿ella o yo?  Todavía sigo confundido. Me gustaría tener una nueva oportunidad a su lado, aunque estoy consciente de que nunca la tendré.

Sin embargo, insistió en que le gustaría, porque cometió algunos errores de procedimiento y esto lo llevó a perder el control de sus consecuencias que lo tienen en  esta miserable situación.

Todo dio inicio cuando llegó el día en que ya no le alcanzaba lo que ganaba, por mucho que se esforzará, el dinero seguía siendo insuficiente, las demandas cada vez mayores a medida que los niños crecían. A causa de ello, comenzó a hacer cosas que reñían con la moral y la ética, con tal de percibir más ingresos económicos y mantener el hogar estable. Poco a poco sus principios y valores fueron perdiendo su esencia, le encontró el verdadero sabor a lo ilícito, a lo que huele a corrupción. Lo único importante era ganar más dinero a costa del sacrificio de otros. Eso era parte del juego y le valió el apodo que lo hacía sentir distinto entre sus compañeros de trabajo: el Camaleón. Siempre ganaba, no precisamente sus casos, pero ganaba, porque encontró el mecanismo que se lo permitía: falsificaba firmas, hacía cualquier cosa para conseguir sus objetivos.

Un día firmó unas escrituras que le iban a rendir muchos ingresos, con los cuales quería satisfacer algunos finos gustos de Gloria. Estaba firmando por tercera vez su sentencia con conocimiento de causa y efecto por las llamadas de atención y suspensión temporal que había tenido con anterioridad, pero la costumbre y la necedad de complacer eran superiores a sus principios en aquel momento. Ganó mucho dinero en esa oportunidad, el cual bajo sentencia, debía devolver. Asimismo, era dinero imposible de recuperar, ya que Gloria se había adelantado a comprar un coche de marca y último modelo, y él tampoco tenía la valentía para evitarlo. Es que realmente la adoraba, es más, ni siquiera tenía valor para confesarle el origen y los medios utilizados para obtener esa suma. Como era costumbre, le entregaba todo lo que ganaba, y de allí los resultados. A causa de ello le suspendieron su título.

La orden de captura no se hizo esperar y fue recluido en un centro penal. Allí lloró por Gloria durante muchos días, quizás meses, hasta que un día empezó a darse cuenta de la realidad; para comenzar, porque nunca lo visitaba. Deseaba con desesperación buscar dentro de él el pretexto perfecto por el cual no venía a verlo. A eso se sumó que Gloria no se tomó la molestia de contratar un abogado particular para que llevará su caso, y tuvo que conformarse con el que asigna el Estado.

Tenía vedada su propia realidad, nunca pensó que se había equivocado y que lo había hecho de manera irracional. Fue entonces cuando volvió a pensar en Renata y sus hijos, se puso a meditar sobre lo mal que hizo al abandonarlos, y peor se sentía por no haberles dado nunca un solo centavo para sus gastos. Todo esto lo hacía  sentir ahora cobarde e irresponsable, un error que nunca podría enmendar. Lloro durante largo rato, pero esto no fue por Gloria sino por su imprudencia, por Renata, por sus padres y por sus hijos.

Se acostumbró  a la cárcel, aprendió  a robar, y se especializo en la mentira y la traición. Sus mejores amigos eran seleccionados con similares características, pues creía que era la mejor manera de vivir, y para ello se capacito en el menor tiempo posible. Los vicios su aliciente, fumaba de todo y bebía cualquier cosa; era el medio para saciar la ansiedad y el vacío, y olvidar para siempre a Gloria.

¿Qué pasó con Renata y su familia?

Un vecino de la casa de sus padres le contó que cuando la abandono, ocho meses después su madre la ayudó económicamente y con ese dinero se fue a los Estados Unidos. Lo hizo de manera ilegal junto con los niños. Según esa persona, completó satisfactoriamente su recorrido en un mes, consiguió trabajo en una guardería haciendo la limpieza y progreso hasta llegar a nombrarla administradora del lugar, el cual se convirtió en el hogar de nuestros hijos. El tiempo fue el mejor aliado de Renata al darle muchas satisfacciones económicas y personales, y su mejor logro fue la graduación de sus hijos Pedro y Tomás. Dicen que Pedro es un prominente abogado  en California, y sus conocimientos y rectitud lo han hecho merecedor de condecoraciones. Tomás estudió Medicina y obtuvo un doctorado en Oncología; trabaja en un Hospital en el cual ha cosechado muchos logros personales. Desconozco si ellos han formado un hogar, es más, no sé nada de su vida. Entre los dos le compraron una bella casa a Renata. Ella no se volvió a casar y su vida la volcó en el trabajo, para sacar adelante y de manera exitosa a Pedro y Tomás. Cuenta este vecino que pasa el tiempo arreglando el jardín, y un mes al año se da un viaje a algún lugar de América.

Ella nunca más regresó a este país, debido a que por circunstancias de la vida perdió a sus familiares más cercanos, precisamente en la época en que la abandoné. Su madre tuvo una prolongada enfermedad que termino por arrebatarle la vida, y su padre murió meses después. Su hermano y hermana también emigraron, una vez fallecidos sus padres. Ignoro muchos hechos de la vida de ellos, es que me aleje tanto de todos hasta convertirme en un perfecto desconocido y sin familia. No tuve más hermanos. Mi padre había muerto unos meses antes de separarme de Renata quien lo atendió hasta el último momento como una verdadera hija. Me han contado, y no dudo que así fue, que mi madre dejó alguna herencia, incluida la casa que era de su propiedad, a una entidad de beneficencia. No asistí a su funeral porque ya estaba preso.

En aquel entonces perdí el amor que sentía por toda mi familia, para entregárselo en su totalidad a Gloria; no podía compartirlo. Ahora ha perdido el amor por sí mismo y solo espera el desenlace que lo separará de esta vida, sin amar a nadie, como si solo se tratará de vivir por vivir. No obstante, quisiera morir amando, pero su conciencia no se lo permite.

Cuando obtuvo su libertad, después de haber cumplido diez años en el centro penal, la fue a buscar. Durante muchos días la estuvo observando, y como todo un vagabundo pasó inadvertido ante sus ojos. Entonces participó en el robo de una casa, a cierta distancia, porque su trabajo consistía en avisar si se presentaba algún problema. Así obtuvo los medios para comprar una vestimenta apropiada que cambiara su imagen y con esta nueva apariencia decidió presentarse en su antigua casa. Toco a la puerta y salió a abrir una empleada que no lo conocía y, desde luego, no sabía de su existencia. Le dijo su nombre y se quedó allí de pie, esperando.

La empleada salió poco después para indicarle que la señora estaba en la hora de la siesta y no podía recibirlo. Buscó un parque cercano y un lugar donde sentarse mientras Gloria terminaba de descansar. Se puso a recordar muchas cosas del pasado, cuando compartía su vida con ella, y en un momento dado pasó por su mente la posibilidad de volver a vivir en la que fue su casa y, en especial, el hecho de volverla a tener entre sus brazos.

Estaba seguro que su hija Ana María lo iba a recibir con mucho amor, aunque no sabía mucho de él ya que apenas tenía tres años cuando perdió su libertad. Sin embargo, la esperanza de ese reencuentro era lo último que podía perder. Comenzaron a surgir en su mente mil preguntas, a la vez que imaginaba cómo iba a desarrollarse esa postergada reunión entre Gloria y él. De su parte estaba dispuesto a perdonarla si ella se lo pedía, pese a que estaba consciente  de que lo había dejado a su suerte en los momentos más difíciles, cuando le tocó vivir en la calle, hurgar en los basureros, sufrir en la cárcel. No obstante, se decía que quizás ella no era del todo culpable y pudo haber existido alguna razón que hubiera cambiado el rumbo de lo que Gloria realmente quería para él. Seguía soñando despierto y ese era su primer intento, después de transcurrido su primer mes de estar libre. Tres horas más tarde regresó a la casa y volvió a tocar. Esta vez la empleada le dijo que esperara un momento, porque Doña Gloria se estaba arreglando, pero que si tenía paciencia lo iba a atender. Aguardaré, le contesto con educación, mientras se decía a sí mismo que el aguardaría el tiempo necesario. Además nadie mejor que él sabía de las atenciones que ella dedicaba a su cuidado personal, incluso, no le extrañó la idea de que en ese momento estuviese la persona que la maquillaba. Tuvo la tentación de fumar, pero no lo hizo porque deseaba actuar exactamente como la última vez que la vio, sin vicios y con buenos modales. Llegaron unos policías, tocaron el timbre y de nuevo salió la empleada; de inmediato los hizo pasar y eso lo llevó a poner en marcha su imaginación y divagar. Entre sus pensamientos surgió que  quizás  había. alquilado el apartamento interior de la casa, o tal vez tenía problemas con alguna persona. Hasta pensó que Gloria había sido víctima de robo en su casa y, peor aún, que alguno de sus amigos podría haber participado. Esperó unos minutos y de pronto salieron los agentes, lo tomaron por los brazos, lo introdujeron en un carro patrulla donde había otros dos policías y le pidieron su identificación. No le dieron ninguna explicación, y sólo le indicaron que los acompañará a la Comisaría, donde iban a tomar algunos datos y le informarían la razón por la cual lo conducían a ese lugar. Una vez allí, de inmediato le tomaron declaración, que más bien era para confirmar lo que ya sabían, cuando pasó detrás un oficial que, era el jefe de la estación de policía, quien se limitó a ordenar: “Llévenlo y no pierdan su tiempo”. 

Lo condujeron a un Centro de Detención Preventiva, mientras se tramitaba su ingreso al penal donde ya había estado recluido. Esta vez no sabía la razón por la cual estaba preso; si él sólo quería ver a Gloria. En ese lugar se enteró, por medio de una persona que hacía la limpieza, que podía salir fácilmente de allí si ofrecía un soborno a cualquiera de los agentes que estaban custodiando el presidio. Pensó de inmediato que en su caso era imposible, ya que no tenía dinero para ofrecer, y por lo tanto tenía que dejar que las cosas siguieran su curso hasta que lo trasladaran a la antigua prisión. Sin embargo, podía intentarlo; no le costaba mucho mentir y asegurar que tenía amigos que podían pagar la cantidad que le exigieran.

A cambio, podría averiguar la verdadera causa por la cual estaba detenido, y así lo hizo. Le planteo la situación al primer agente que llegó y éste le dijo que aceptaba la remuneración, pero antes tenía que verificar su archivo y con base en ello le indicaría cuanto debía pagar. Esperó durante horas y al fin regresó el agente para decirle que era imposible debido a que la solicitud de su detención la había pedido la esposa del Director de ese centro e ignoraba el motivo.

Al día siguiente fue trasladado al Centro Penal que ya conocía bien. Allí estaban varios de sus amigos; algunos seguían cumpliendo sus condenas y otros ya habían regresado, como lo hacía él en ese momento. Transcurrieron ocho meses hasta que le tocó asistir a declarar al Juzgado, y se encontró con un legajo de causales que detallaban la razón de su captura. “Yo, Gloria…−le seguían sus datos personales−, auxiliada por  un Ex colega…me encontraba descansando en mi alcoba la tarde de…, cuando a eso de las 16.00 horas ingreso Mario…, mi ex marido, con quien procreamos una hija, ambas abandonadas a la fecha…,y de quien nunca recibí dinero alguno para nuestra alimentación…Sin embargo, el problema planteado en esta ocasión es referente a los hechos y acciones que realizó Mario al entrar en mi casa, cuyos medios para ingresar a la misma desconozco. Lo único que puedo asegurar es que fui sorprendida por dicha persona, quién con un arma de fuego de calibre desconocido que me puso en la cabeza me obligó a desvestirme, me violó de manera brutal, posteriormente me golpeó hasta dejarme inconsciente y  cubierta de sangre. Al volver en sí llame a la Policía y gracias a la rapidez con que actuaron los agentes, lo capturaron y condujeron a un Centro de detención preventiva. Por lo anterior, solicito que se establezcan sus antecedentes…y sea castigado con base en lo que la ley dictamina para estos casos…en especial porque temo ser nuevamente agredida y ocasionarme la  muerte. Solicito, además, la protección de mi menor hija…” 

Fue juzgado y condenado a cinco años de prisión, y por una emergencia se encuentra recluido en este Hospital, porque ha estado perdiendo la memoria a consecuencia de un tumor cerebral. Según el diagnóstico preliminar es posible que se trate de un cáncer terminal, lo cual se verificará con los resultados de exámenes posteriores. No puede recordar el tiempo que lleva cumpliendo su última pena, pero lo que sí se sabe es que en el Hospital le tratan muy bien. Hacía mucho tiempo que no le atendían tan bien; en realidad le hacen sentir que el amor sigue existiendo, que no todos piensan de igual manera y que hay personas en la vida que ayudan al prójimo a cambio de nada. Creía que no merecía ese final, porque su vida debería haber terminado en un basurero, no en ese acogedor sitio.

Por primera vez empezó a reconciliarse consigo mismos y le vino a la memoria su niñez llena de felicidad, la responsabilidad de sus padres y su noble propósito de haberle dado todo lo que necesitaba para salir adelante, su vida como estudiante. Y ahora, más que nunca, reconoció el esfuerzo de Renata y el apoyo incondicional que le brindó para que pudiera ver cristalizada su profesión. Se preguntaba cómo pudo cambiar el amor de su madre, su esposa y sus dos hijos de un día para otro, sin razón válida alguna. Tuvo que haber irrumpido una fuerza tan extraordinaria que lo hiciera borrar esos preciosos dones con que lo había premiado la vida; pero esa interrogante se iría con él, estaba próximo a la muerte. Estaba sufriendo, no por su enfermedad, sino porque llevaba a cuestas un inconmensurable dolor que no lo dejaba en paz.

Hubiera querido pedirle perdón a su familia por el daño hecho, y como sabía que ya no era posible debería seguir padeciendo ese tormento hasta que su memoria vuelva a naufragar. Sólo le quedaba la esperanza de no tener un nuevo amanecer de incertidumbre, aunque sabía que lo merecía y ese sería su último lamento. Por eso, señora, le he contestado sus interrogantes y contado todas mis desventura. Me siento cansado, mis fuerzas se van desvaneciendo. Es muy tarde, por eso sólo le contestaré una pregunta más.

¿Qué pienso ahora de Gloria? Hablar de ella no viene al caso, y las personas que sepan de desvaríos serán quienes califiquen su actuación, para bien o para mal. Lo único importante es el giro que yo le di a mi propia vida, y como tal debo ser juzgado. Para serle sincero esa hermosa mujer ya no me interesa, pero si pasa a ser parte de mi sufrimiento, en menor grado, la niña que tuvimos, comparada con la de mis otros hijos. Les fallé a todos y en gran manera; lástima que la vida  no sea eterna para dedicarle tiempo a reconstruir el pasado. Es una pena que sea demasiado tarde, porque me hubiera gustado contarle mi vida como la soñé, como la proyecte: un hombre feliz y orgulloso de su familia. Ahora solo me queda dolor, arrepentimiento por mi cobardía, por mi incalificable comportamiento. En especial por haber abandonado a mis hijos. Ya no puedo más…

Le he contado a usted todo sin conocerlo. Desconozco si esto tiene una finalidad judicial o con otros fines. En lo que a mí respecta me gustaría que usted lo escribiera, para que de esta manera mucha gente conociera los errores de mi vida. Créame que lo único bueno que puedo dejar es un recordatorio de lo que nunca se debe hacer en la vida, o mejor dicho, de no haber sabido establecer un límite entre la responsabilidad y la insensatez que hace la diferencia entre los seres humanos.

No se preocupe se solicitó un permiso especial a las autoridades para trasladarlo a este Hospital privado. Todo está arreglado, no se preocupe, muy pronto vendrá su esposa. Relájese, duerma tranquilo, porque aquí todos le queremos, y sepa que aunque el tiempo se escape, siempre le recordaremos con cariño. Hubiéramos querido hacer más por usted, pero la vida también nos ha hecho una mala jugada y por eso no fue sino hasta ahora que lo ubicamos. No sabíamos cómo encontrarlo y ahora que lo logramos lo perdemos para siempre. Descanse, padre, descanse por favor.

Inoportunamente, nuestro Padre Mario entró en estado de coma antes de su último suspiro. Lamentamos su derrumbe profesional, y el sufrimiento físico y emocional que tuvo que arrastrar a partir de entonces. De nuestra parte nunca existió rencor alguno, y en lugar de abrigar sentimientos negativos lo atendimos en el final con toda la comprensión que hallamos en nuestro corazón. A pesar de no haber convivido con él nos heredó, dentro de todo su fracaso, rasgos de inteligencia y temple que lo hubieran hecho merecedor de un mejor desenlace. Las lágrimas fueron el común denominador entre nosotros y mi madre. Descanse en paz Papá Mario.

Mi hermano y yo agradecemos a nuestra madre por su abnegado sacrificio para sacarnos adelante como profesionales, y sobre todo por haber cultivado en nosotros la comprensión y el amor por los demás. En este caso particular no existió odio ni resentimiento. Gracias por habernos engendrado. Siempre le recordaremos como un buen hombre a quien el destino le hizo una mala pasada. Lamentamos no haber podido disfrutar de esa inigualable relación que existe entre padre e hijo, pero su arrepentimiento es valioso, y nuestro mejor regalo es la madre que lo eligió para darnos la vida.

Pedro y Tomás, uno Abogado y el otro Médico, son el fruto de la imbatibilidad de Renata; personajes moldeados por las expectativas de una madre amorosa. Sobran las reflexiones sobre su propio proceder, producto de la solidaridad y los buenos principios inculcados por su madre. Carla María, la hija de la segunda mujer de Mario, nunca reconoció a su padre. Ojala su vida sea diferente a la de su madre, y los años le permitan encauzarse en el sendero de sus otros hermanos.

Usted, amigo lector, saque sus propias conclusiones. Quizás el destino no exista y tal vez lo labramos nosotros mismos, de manera consciente o sin darnos cuenta. Lo importante es que tomemos las decisiones acertadas para no terminar justificando resultados infelices.




Participó en el X Concurso Ángel Ganivet
Países amigos, Finlandia.-
Falló del Concurso 24 de noviembre de 2016.-

lunes, 21 de noviembre de 2016

Pastel de zanahoria

Ingredientes:
3 tazas de zanahoria rallada
2 1/2 tazas de harina
2 cucharadas de royal
2 cucharadas de sal
2 tazas de azúcar
4 huevos
1 1/2 tazas de aceite
pasas y almendras (o nueces)

Procedimiento:
Mezclar el azúcar, los huevos y el aceite.
A  la mezcla se le agrega la harina, el royal y la sal, las pasas, las almendras y la zanahoria.

Se pone en un molde engrasado durante una hora a 350 grados.